CAJÓN DE SASTRE DE UNA HORMIGA DISIDENTE







domingo, 5 de septiembre de 2010

RELATOS DE LA HORMIGA DURMIENTE-MUERTE DIGNA (II)


(CONTINUACIÓN DE LA ENTRADA ANTERIOR)

2 -YA NO TENGO MIEDO

Nos rodean una veintena de soldados, por llamarlos de alguna manera. Algunos son prácticamente adolescentes.

Nos han quitado las pocas cosas de valor que todavía nos quedaban.

Alguien les ha debido informar de que nos esperan unos pocos kilómetros más adelante.
A alguien no le interesa tener más problemas diplomáticos.
Alguien quiere que nos vayamos lo antes posible.
No saben que hacer con el bebé, discuten.
Yo no voy a dejarle mientras siga vivo y no me dejan pasar con él.
Mis compañeros me lanzan miradas inquisitivas.

Les explico que esperaré hasta que muera, que se vayan ellos ahora pero el “mando” Yankee insiste en que debemos salir todos juntos.

Uno de los soldados-niños apunta su fusil hacia mi pecho. Un compañero suyo lo lanza contra el suelo y lo muele a palos. Después, se sacude el polvo tranquilamente y se dirige a nosotros con un mensaje bien claro. O salimos ahora o no responde de sus hombres.

Una de las chicas del grupo empieza a chillar como una posesa. Creo que me llama puta zorra o algo así. Es la que nos vio, al chico francés y a mí, la otra noche.

Mi mente se escapa. Durante unos minutos vuela al pasado cercano y se recrea allí. Entre las sombras de la noche dos cuerpos sucios, hambrientos y temblorosos se buscan, se acarician y se consuelan. No hay protocolo, ni frases bonitas, ni modo de ocultar el olor ni la suciedad pero eso no nos importa. En medio del silencio solo existe para nosotros la pasión contenida, el gemido ahogado y la plenitud compartida.

Alguien me empuja y caigo hacia delante, mis rodillas van a dar contra el suelo. No se cuanto tiempo ha pasado, estoy aturdida. Entonces me doy cuenta de que mis compañeros han desaparecido, se han marchado, estoy sola.
Me acuerdo del dicho de Emiliano Zapata y pienso que no quiero vivir de rodillas pero tampoco morir así, de modo que me levanto. Me vuelven a empujar y siento algo frío y duro sobre mi clavícula que se clava en mi nuca pero no siento dolor, solo un escalofrío.

En ese momento se que el bebé ya se ha ido. Mis brazos apenas pueden sujetar el cuerpecito inerme. Me fallan las fuerzas.

El frío metal presionando mi cuello se convierte en fuego que quema hacia adentro, que estalla y cesa de repente.


…cantandobajolacuna..lazapatillavoladorademimadre…losveranosinterminables…lapaelladelosdomingos…losviajesenel850…miprimerenamoradoylascalabazasqueledi...elpianoenormedelaclasedemusica… labicicletademiprimo…lostejanosloisquenomequitabaniparadormir…elchiclequemetragué…elcuentoquerobe… laprimeracomunióncontirabuzonesyvestidodeprincesa…miabuelofumandoenelcorral…lasangredelosconejosquematabamitíaparalapaella…elinstitutoylosprimeroscigarrillos… mibodaconminoviodetodalavida…elnacimientodemihijo… laseparación…elchicofrancésentremispiernas…


Estoy muriendo. Soy consciente de mi muerte y ya no tengo miedo. Me resbalo, me deshago, me desbordo de mi misma y de mi cuerpo. No pienso, no soy, pero todavía estoy consciente. La consciencia del ser ha cambiado y ya no hay límites.
Mi cuerpo se derrumba hacia delante, mi cabeza da contra el suelo y yo lo veo todo desde arriba.
También veo al chico francés, aturdido, sin saber que hacer. Esta lejos, esperando sobre una pequeña colina. Creo que lo ha visto todo. Paso por encima de él y me doy cuenta de que sus ojos se desbordan.
Yo ya no tengo miedo.
***
MCD, SEP-10
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RELATOS DE LA HORMIGA DURMIENTE - MUERTE DIGNA (I)

10 comentarios:

NINA dijo...

Qué tremendo!
Me hizo acordar a esa película de Brad Pitt... Babe, creo que se llama...

Isabel Martínez Barquero dijo...

Un relato que ahonda en el miedo para salir del miedo.
Muy bueno, Mercedes. Enhorabuena.
Me voy con esa frase que has traído a mi recuerdo: mejor morir de pie que vivir de rodillas.
Besos.

Eastriver dijo...

Sorprendido... Parece el fragmento de un documental, de una película, parece un texto narrativo desgajado de su conjunto, el final de una historia de desencuentros y angustias. ¿De quién era el bebé? Atroz...

Mercedes Thepinkant dijo...

Nina,

Supongo que te refieres a esa que le disparan a su mujer.
Es tremendo, si, la realidad no se puede ni imaginar.

Isabel,

y que te parece esta:
"Gritó Emiliano Zapata
quiero tierra y libertad
y el gobierno se reía
cuando le iban a enterrar"
Marcó una generación, eh?

Un beso

Ramón,
para entender un poco la historia deberías leer la entrada anterior que es la primera parte.
Espero poder publicar un epílogo próximamente, aunque no se si vale la pena explicar nada mas.
Un saludo.

mariajesusparadela dijo...

Profundo, hermoso y vívido.
El horror y, aun así, mantener la dignidad.
(y al película de nuestra vida en un segundo)

Darío dijo...

Demasiado terrible. Te juro que cada imagen puede verse en tus palabras. Cómo lo haces? Es cinematográfico, desgarrador.

Caruano dijo...

Hormiga, ¿será verdad que las cosas más cotidianas pasan ante nuestros ojos cuando estamos a punto de morir? ¿será verdad que somos una mierda?. La imagen del niño entre esos brazos sí es verosímil.
Es difícil explicar lo que tú cuentas,y lo has hecho de una manera estupenda.
Besos.ssssssssssssssss

Stalker dijo...

Hormiga rosa!

Estremecedoramente quirúrgica la narración. Como dice Curiyú, tiene algo cinematográfico: lo ves mientras lo lees, y eso revela una técnica narrativa muy depurada...

Me ha gustado en especial la súbita irrupción del pasado, esas ráfagas de vida que dan cuenta de lo que hemos sido y se nos va... Debe de ser algo parecido cuando nos acercamos al último umbral...

un abrazo

NINA dijo...

BABEL, si.

Pero ves? soy torpe con las palabras. Los demás han sabido decir lo que pienso, eso... de que es como estar en el cine porque se ve cada escena.
así me sentí, como mirando una peli.

Mercedes Thepinkant dijo...

María Jesús,

la dignidad es lo único que queda al final, a veces, hasta eso arrebatan.

Beso.

Curiyú,

me gusta que lo veas así. Ya te explicaré como lo hice, no ha sido nada agradable, me ha costado mucho tiempo y no tenía otro remedio que sacarlo, me estaba ahogando.

Besos, (echo de menos a Pulgarcito, se lo dices tu?)

Caruano,
creo que sí es verdad. Estoy convencida de que todos lo sabemos, hemos pasado muchísimas veces por eso aunque no nos acordemos. A veces se abre la puerta y puedes verlo.
Sí que es difícil de explicar porque hay mucho sufrimiento, pero ni punto de comparación con el sufrimiento que estan pasando tantísimas personas en el mundo entero ahora mismo. A veces se puede compartir aunque no alivie.

Besos (me encantan los tuyossssss)

Stalker,
lo mas parecido para mí es la meditación profunda, donde puedes sentir como te deshaces y te integras simultáneamente. Te cambia la percepción de la realidad. Mejor dicho, creo que es cuando realmente sientes LA REALIDAD tal como es.

Otro abrazo para tí, y un beso.

Nina,

¿torpe con las palabras? Tu no necesitas palabras para expresarte.
Me gustan tus pinturas.

Un beso.