¡Este periquito es un marrano! Tira toda la comida fuera. Y mira que es feo el condenado, medio pelado como está. Se arranca las plumas del pecho el muy cochino. El veterinario dice que es estrés, que tiene calor, ¡un marrano! Eso es lo que es, que siempre está el suelo lleno de plumas suyas y de comida.
Vaya gracia me hizo mi hijo dejándomelo cuando se fue de vacaciones el año pasado. Ya no se lo volvió a llevar.
“Mejor te lo quedas tu aquí que nosotros trabajando todo el día y con el niño para arriba y para abajo no tenemos tiempo de cuidarlo y así le hace compañía a tu canario”.
¡Ay el canario! El canario es otra cosa, tan pulidito y tan tranquilito, no da nada de guerra. Por eso da gusto tenerlo aquí, en el comedor. Afuera hace ya mucho calor, se queda pansido y ni canta.
¡Daisy! Limpia el balcón que ya ha vuelto a tirar la comida el perico y pon la jaula de lado para que no le de todo el sol de frente.
Daisy barre el balcón y observa el perico medio pelado. Le abre la puerta de la jaula mirando de reojo por si viene la señora. El perico sale de un salto, se para un momento en una maceta emite unos soniditos que a ella le parecen un “gracias” y sale volando.
¡Señora, señora! Se me escapó el perico. Iba a cambiarle el agua, me descuidé, dejé abierta la jaula un momento y no me dio tiempo de agarrarlo.
Se ha ido volando. Volando… volando… volando…
Vaya gracia me hizo mi hijo dejándomelo cuando se fue de vacaciones el año pasado. Ya no se lo volvió a llevar.
“Mejor te lo quedas tu aquí que nosotros trabajando todo el día y con el niño para arriba y para abajo no tenemos tiempo de cuidarlo y así le hace compañía a tu canario”.
¡Ay el canario! El canario es otra cosa, tan pulidito y tan tranquilito, no da nada de guerra. Por eso da gusto tenerlo aquí, en el comedor. Afuera hace ya mucho calor, se queda pansido y ni canta.
¡Daisy! Limpia el balcón que ya ha vuelto a tirar la comida el perico y pon la jaula de lado para que no le de todo el sol de frente.
Daisy barre el balcón y observa el perico medio pelado. Le abre la puerta de la jaula mirando de reojo por si viene la señora. El perico sale de un salto, se para un momento en una maceta emite unos soniditos que a ella le parecen un “gracias” y sale volando.
¡Señora, señora! Se me escapó el perico. Iba a cambiarle el agua, me descuidé, dejé abierta la jaula un momento y no me dio tiempo de agarrarlo.
Se ha ido volando. Volando… volando… volando…
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10 comentarios:
Pobrecito perico. Se sentía insultado (y lo estaba).
Para la que limpia, problema resuelto. También a muchas personas había que abrirle la puerta.
Si se le ocuure volver, probá con un bañito...
A los pericos les gusta bañarse.
(Creo)
Baci
Pues a "enemigo" que huye, puente de plata.
No me lo puedo creer. Dime que es un broma... Pobre perico, la verdad. Era un inadaptado. Dime que tu entrada es literatura...
María Jesús,
algunas personas ni saben que están encerradas, no se dan cuenta aunque les abran la puerta.
Un beso.
Nina,
supongo que no volverá pudiendo bañarse donde le plazca.
Un beso.
Arrobos,
pobrecito el enemigo que huye. Un premio a la "liberadora-limpiadora".
Un saludo.
Ramón,
ahisss, que quieres que te diga, no es una broma. Un poco literatura sí, pero la historia es cierta. Y lo malo es que no es un hecho aislado, ¿cuantas mascotas maltratadas habrá por ahí? Encima sus dueños presumen de "tratarlas bien". Yo cuando veo según que cosas me dan ganas de cortar correas, desatar bozales y abrir jaulas como una loca. Aunque muchos de nuestros animales no sean capaces de vivir en libertad por la dichosa domesticación quien sabe si no es preferible vivir menos pero libres. No se, es complicado.
Un beso.
Me regalaron un lorito o algo así hace muchos años. Menudas noches me daba! Un día se escapó de la jaula y el gato alfombró la terraza de plumas multicolor (¿o eran bicolor?, se lo comió, creo . No sé si regañé al gato o le di una palmadita en el lomo. Era yo muy joven e inexperto.
Me sentí mal. Después leí a Darwin y quise entender que las leyes de la naturaleza poco tenían que ver con nuestros remilgos.
Ahora, cuando sufro por algo, entre hipo e hipo, pienso en Darwin para aliviar mi pena.
No siempre consigo aliviarlas, pero necesito asas para agarrarme.
Besicos.
Por qué se irán volando los pericos? Es que no tienen amor por quién los protege?
Mundo perico éste que finalmente conseguimos. Terminaremos por echar de menos las cagadas de palomas.
Pero se fue de verdad el periquito?
:(
No sé, es que a mí en la foto me parece muy majo... habría que ver en la convivencia :))
:+
Caro Caru,
Hiciste bien, no podemos dejarnos llevar por los "remilgos", es tontería.
Me agarraré a Darwin, a veces también necesito asas.
Besos.
Pulgui,
me encanta tu comentario, sutilmente irónico.
Besos.
Diminuto,
Gracias por pasarte por aquí, me encanta tu "casa" llena de "bichos".
Besos chiquitines.
RAB,
El perico era majo (feo, pero majo) lo que pasa es que estaba neurótico perdido.
Besin.
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