Con el corazón en la mano, como siempre. Y cuando me lo cogen y lo pisotean todavía no me lo puedo creer. Bueno, no me puedo quejar, de todos modos yo lo ofrecí. Se recoge y se recompone un poco y hasta la próxima. No se protegerme y no quiero cerrarme así que ahí está de nuevo, al alcance de quien lo necesite o lo quiera coger. Ya no me duelen los golpes. Me niego a creer que el ser humano sea malo por naturaleza, no, es la ignorancia. Bendita ignorancia de los simples que proporciona un espejismo de felicidad. Prefiero sufrir y seguir adelante, que el camino es largo y no estoy para tonterías.
MCD, JUNIO-09
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