“Una fe débil, unida a un intelecto muy desarrollado, nos vuelve propensos a caer en el error, y a convertirnos en simples hacedores de discursos.
Una gran fe unida a un intelecto débil nos vuelve propensos a caer en el error, y a convertirnos en sectarios presos en el sendero estrecho del dogmatismo.
Un gran ardor en una enseñanza correcta nos vuelve propensos a caer en el error y a adoptar puntos de vista extremados y falsos.
La práctica de la meditación, si no está unida al saber, vuelve propenso a caer en el sopor estúpido o en la inconciencia.
No practicar lo que se ha aprendido y reconocido como la mejor enseñanza nos expone a ser vanidosos, a imaginar que poseemos la ciencia infusa y a considerar con desdén todos los conocimientos.
No experimentar una gran piedad (por todos los que sufren), nos expone a caer en el intelectualismo puro, y a buscar, egoístamente, la salvación personal.
No mantener el espíritu en el sendero intelectual expone a caer en el sendero vulgar del mundo.
No sofocar la ambición nos expone a dejarnos guiar por motivos mundanos.
Aquel que experimenta placer en recibir la visita de los que creen en él y lo admiran, se expone a caer en un orgullo mezquino y bajo.
El deseo puede ser confundido con la fe.
Un afecto egoísta puede ser confundido con el amor o la compasión.
Una detención en la actividad cerebral o un estado de inconsciencia pueden ser confundidos con el éxtasis de la esfera de la infinitud del espíritu.
Los fenómenos sensoriales pueden ser tomados por la revelación del Conocimiento.
Los hombres que se entregan a sus pasiones pueden ser tomados por naldjorpas, liberados de todas las leyes convencionales.
Las acciones que tienden a un fin egoísta pueden ser confundidas con manifestaciones de altruismo.
Las prácticas desleales pueden ser tomadas por métodos sabios.
Los charlatanes pueden ser tomados por sabios.”
FRAGMENTO DE:“INICIACIONES E INICIADOS DEL TIBET”de ALEXANDRA DAVID-NÉEL
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