Hasta donde su memoria alcanza no recuerda haber visto jamás ese rostro. Sin embargo los rasgos le resultan familiares. Un conocido presentado en cualquier reunión y que nunca más volvió a ver. Un cliente, un mecánico, un pintor, quién sabe. Busca desesperadamente en su archivo mental. Él sigue hablándole con tono jovial. Se alegra de verla, ha estado a punto de llamarla en multitud de ocasiones pero siempre ocurría algo, o no era el momento apropiado o cualquier otra cosa se cruzaba en su camino.
Es guapo, agradable y simpático pero, ¿quién es?
Él ha dejado de hablar y la mira intensamente. Ella siente que la desnuda con la mirada y entonces le recuerda de repente. A la perplejidad por el incomprensible olvido le sigue un sentimiento intenso de felicidad, un escalofrío que sube por su vientre, un estremecimiento que, sin ella saberlo, es mutuo. ¿Cómo pudo olvidarle? Habían sentido juntos un deseo intenso, una felicidad extrema, un éxtasis profundo. Un amor fugaz. Un día, una noche y después… olvido.
SEGUNDO OLVIDO
Realmente soy yo la de esa foto. Mi recuerdo me dice que era un día feliz. Pero no puedo sentir esa felicidad. Así como siento perfectamente las emociones de otros sucesos de mi vida no siento la felicidad del amor que tuve. Empiezo a dudar, ¿no sería una ilusión lo que sentía? ¿No sería que confundía mis sentimientos? ¿Será que se me olvidó el amor que un día sentí?
TERCER OLVIDO
Me estaba acostumbrando a no sufrir. Todo se puede relativizar, hasta el dolor. Si no pones demasiado de ti, si no te dejas ir, si no arriesgas… no pierdes, pero tampoco ganas. Así que te vas olvidando de pedir, de querer, de desear. Poco a poco, dejas de esperar, dejas de ilusionarte, dejas de sufrir pero también dejas de sentir y de vivir. Te dejas llevar por lo que dice tu mente calculadora y te rindes, te abandonas, te conformas con poco (no sea que lo pierdas también). Y te engañas: yo así estoy bien, no necesito nada más, no quiero complicaciones, soy muy feliz…. ¿sí? ¿Feliz cerrando puertas, poniendo candados, evitando, escondiendo, sofocando los deseos, ahogando los suspiros?
Si te olvidas de amar te olvidas de vivir. Eres un cadáver andante. Soberbio, altivo y autosuficiente sí, pero cadáver.
MCD, DIC-10
MAS EN ESTE BLOG
CARTA DE AMOR
DESPEDIDA A MI MALETA
EL HOMBRE SALVAJE